lunes, 19 de mayo de 2014

Capítulo 27: Felices Fiestas

La relación con Andrés se fue deteriorando a partir del incidente de la Bicisenda. Iniesta me pedía constantemente que no le ocupe con mi auto la cochera, que vaya en taxi, que él me lo pagaba. No entendía que para mí el auto era una continuación de mi cartera, que ya no me alcanzaba, una especie de valija con motor en donde tenía ropa, accesorios de yoga, apuntes de la facultad, secador de pelo, planchita, de todo.


A partir de ese momento nunca fue lo mismo. Andrés me seguía echando la culpa, a pesar de que decía que lo había olvidado. En eso era muy minita. Tenía una libreta de almacenero en el cerebro, en donde te iba anotando todo, y te fiaba y te fiaba, pero el día menos pensado, cuando andabas corta de plata, te quería cobrar la deuda entera.

A mí me agradaba, había planeado una vida con él, no era mi hombre ideal, ya les dije, no era Brolin, no me volvía loca, pero nos llevábamos bien. Además necesitaba a alguien, tampoco iba a ser como esas chicas que a los 30 y pico estaban, en el medio boliche, con el minishort clavado en el orto, ni quería vivir con de viejos para siempre.

Ya me imaginaba mudándome a España, tal vez estudiando algo que tuviera que ver con las Energías Alternativas. En  Argentina me gustaba la Publicidad, pero en España las Energías Alternativas eran como la Publicidad acá. Ahí estaban las empresas más modernas, ahí trabajaba la gente más cool: los autodidactas, los diseñadores, los creativos.

Jaime, el mejor amigo de Iniesta, se dedicaba a eso. No estaba nada mal Jaime, morocho, algo desalineado, alto, flaco pero fibroso, tenía pinta de bailaor, era como un Joaquin Cortes Alfabetizado, un Andaluz Jazz Fusion.

Lo conocí en España, en la cena de Navidad, nos cruzamos en la cocina, me dijo 2 o 3 frases con ese acento y casi le saltó encima y se la chupo ahí mismo. A Iniesta nunca se la chupaba, nunca me lo pedía, ni una sugerencia, se le notaba que quería en la cara, pero me gustaba dejarlo con las ganas.

Apenas me taguearon en Facebook en esas fotos de Navidad y Año Nuevo en España, mis amigas me empezaron a preguntar “¿Y Jaime?” “¿Quién es Jaime?”, no eran ningunas boludas.

Hubiera estado muy bueno invitar a alguna de mis amigas a España, eran muy graciosas, hubiera sido muy divertido, pero también eran más putas que las gallinas y no las quería mezclar con Andrés. Mejor prevenir que curar.

Esas Fiestas en España la pasé muy bien. Todavía no había sucedido lo de la Bicisenda, ni lo que vino después, la relación era excelente, pero bueno, después pasó lo que pasó y el jamás pudo perdonarme.

Estaba obsesionado con triunfar en River. Había firmado un contrato de 5 años, ganaba en un mes más de lo que la mayoría de la gente gana en su vida y en dólares. Los lugares a donde yo iba estaban llenos de futbolistas que sin “triunfar” se dedicaban a disfrutar de la vida. El resto de los hombres los envidiaba, pero para él eso no era suficiente, el no quería decepcionar a su madre, a los chicos que le pedían autógrafos por la calle, a Jaime, él quería triunfar de verdad.

Todos le decían que no los decepcionaba, que solo querían que fuera feliz, pero Iniesta creía ver en esto la prueba fehaciente de que los había decepcionado y se deprimía.

Luego de lo de la Bicisenda no salía de su casa si no era para entrenar. Se encerraba, no quería llevarme a ningún lado. Yo no podía estar con un tipo así. Y encima después pasó lo que pasó y el muy caradura me echó la culpa a mí, por no estar con él, por no acompañarlo. Igual les soy sincera, creo de todos modos la pareja no tenía mucho futuro.

4 comentarios:

  1. En los momentos de Crisis es cuando se ven a los traidores. En ese sentido Crisis es oportunidad, oportunidad de purificarse, de pensar, de ver todo más claro y fortalezar las convicciones. Iniesta ADELANTE!

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  2. Chabón estás re loco pero sos un capo !

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