martes, 6 de mayo de 2014

Capítulo 22: La Caminosenda

Me levanté de la cama sabiendo que tenía que hacer algo para detener el  celular, que no paraba de saltar sobre la caja de pizza semivacía, como si fuera un niño caprichoso tratando de llamar la atención en medio de una juguetería. 300 mensajes de Twitter, la mayoría insultos, 121 notificaciones de Facebook, 3 match en Tinder y varias llamadas pérdidas, todas de Iniesta. 


Me llamó la atención, hacía mucho que no hablaba con Iniesta, un poco porque la relación con Vicky lo tenía absorbido, otro poco porque hablar con él era tener que tocar, aunque sea tangencialmente, el tema de su nuevo bajón futbolístico, cosa que a los dos nos daba pena.


Iniesta pensaba, y con razón, que de algún modo yo me sentía culpable, por haberle recomendado que viniera a Argentina y ser su principal consejero en el periodo de adaptación. Por otro Iniesta podía sentir, equivocadamente, que me había decepcionado, que luego de elogiarlo, me había hecho quedar en ridículo con mis colegas y el público, pero tratar de desmentir esa idea no haría otra cosa que reafirmarla, además de generar un momento de incomodidad extremo.

Eran extrañas esas llamadas, pensé en llamarlo, pero mi cabeza no estaba todavía en condiciones de soportar una conversación, no después de la última noche. Había llegado a mi casa antes de que saliera el sol, justo para evitar la lluvia, que ahora caía copiosamente sobre el asfalto.

Mientras me abrochaba el pantalón, tomé la última porción de pizza de la caja de cartón y le di un sorbo a una lata de Coca abierta que estaba sobre la mesa ratona y había servido para preparar un Cuba Libre la noche anterior. Me puse la camisa que encontré en el suelo,  me daba pena lavarla luego de un solo uso, estaba bastante bien, y partí rumbo a la Radio.

Apenas llegué a la puerta supe que algo pasaba. La gente estaba alborotada, más que de costumbre, reunidos en grupos de 3 o 4 discutían a los gritos, incluso aquellos que por lo general se la pasaban en sus escritorios, trabajando, aislados. Y no solo los periodistas, también los administrativos, los contadores, los comerciales, los abogados, parecían interesados en lo que había pasado.

Era uno de esos hechos sorpresivos, que se dan de ver en cuando, y sacuden a la opinión pública: El Doping de Maradona en EEUU 94', La Caída de las Torres Gemelas,  La Muerte de un Presidente.

Al notar mí presencia todos los grupos se abrieron e hicieron un gran silencio. La gente me miraba, esperaba que dijera algo, hasta que por fin alguien rompió el hielo y mostrándome su Ipad me dijo “¿Te enteraste lo que pasó con Iniesta?”.

Creo que pasé 5 minutos contemplando la pantalla, sin poder emitir una palabra. Todos me hablaban, las voces se superponían, pero yo no los escuchaban.

Ni bien vi aquella foto, con la leyenda "IniesGump" encima, me invadió una gran angustia, impotencia. Supe que la Carrera de Iniesta en Argentina estaba arruinada y no podía hacer nada por evitarlo.

La Bicisenda era un símbolo del Partido de la Rosa Amarilla y la mayoría de los dirigentes del Club eran de ese Partido, incluso Carlos, El Senador.  Ellos podían tolerar que Iniesta, que había costado tantos millones, jugará mal, ignorar que errara pases o perdiera marcas, admitir que le costará adaptarse, nos tenían a nosotros como socios para relativizar todo aquello si era necesario, para pedir paciencia o simplemente para omitirlo, pero esto era una traición lisa y llana.

El Partido de la Rosa Amarilla había hecho de la Bicisenda un símbolo, la demostración viva de que las ideas del Primer Mundo podían funcionar en el País, de que las formulas Universales resultaban, de que la famosa excepcionalidad Argentina no era tal.

Que alguien del Primer Mundo como Iniesta, de un país tan avanzado como España, le diera la espalda, era una derrota difícil de aceptar.

El Partido de la Rosa Amarilla veía en la Bicisenda la prueba de que ellos no eran un partido de Derecha como decían sus enemigos, de que Gobernaban no solo para los más pudientes, para los propietarios de autos y consumidores de taxi, para los ricos, sino también para los modestos ciclistas, para los que se procuraban transporte no con una transacción monetaria, sino con su propio esfuerzo, para los más humildes.

La Bicisenda como concepto, lograba penetrar en la mente de los Feligreses del Partido adversario, el de la Rosa Celeste y Blanca, popular sobretodo en las clases bajas y medias bajas.

Inicialmente El Partido de la Rosa Celeste y Blanca reaccionó  diciendo, que si bien con la Bicisenda por primera vez el Partido Gobernante tomaba una medida que no beneficiaba exclusivamente a los más ricos, tampoco beneficiaba a los más pobres, porque estos no eran ciclistas, ya que ni siquiera tenían bicicletas.

El Partido de la Rosa Amarilla contratacó, con un sistema de alquiler de Bicicletas (Amarillas) totalmente gratuito, pero aparentemente esto no era suficiente para los partidarios de la Rosa Celeste y Blanca. Las Bicicletas (Amarillas) proveían, es verdad, un medio de transporte sin costo para los desposeídos, pero también identificaban al necesitado y cito “El biciclo amarillo se está convirtiendo poco a poco en una letra escarlata que señala al pobre y transforma a toda la Ciudad  en un campo de concentración New Age. Lo único que podría solucionar esto compañeros, es que todos nos bajemos de nuestras bicletas y que convirtamos a las Bicisendas en Caminosendas, espacios por los que todos andemos como humanos, como iguales”.

La idea de la Caminosenda había sido enunciada hacía tiempo, pero todavía era marginal, a veces se veía algún loquito caminando por la Bicisenda, pero eran más borrachos que militantes políticos dispuestos inmolarse por la causa.

Esto de Iniesta transformaba todo. Como decía una Editorial de aquel día, de un simpatizante del Partido de la Rosa Celeste y Blanca: “Un chico culto, un jugador inteligente y fundamentalmente un Español, alguien del Primer Mundo, viene a decirnos que el camino no es  la Bicisenda, que el camino es, y perdonen la redundancia, la Caminosenda, y que él, como un Profeta ,quiere guiarnos por el. Ahora seguramente desde el partido de la Rosa Amarilla van a decirnos que no importa lo que diga El Primer Mundo, España, que la opinión de Iniesta no tiene ningún valor, que el jugador que tanto elogiaron y por el que pagaron tantos millones en realidad no es tan bueno. Estén atentos, porque así como les digo que Iniesta es un Profeta, les digo que van a querer Crucificarlo, como hicieron con Cristo, para acabar con su mensaje, pero no van a poder, porque somos muchos los que empezamos a caminar la senda”.

Levanté la vista de la foto, tenía los ojos vidriosos.

 “¿Quién fue el pelotudo que le recomendó mudarse a San Telmo?!!!! Está lleno de Cristianos”.
  “Pobre pibe, esos Zoombies lo cooptaron o es muy pelotudo y no se dio cuenta”.
“Se cagó la carrera, ahora los Dirigentes lo van a colgar”.

4 comentarios:

  1. Marcelo es el Cóppola de Iniesta, pero sin quererlo. Lo llevó a la gloria, y a la ruina también.

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    1. Exacto, es lo que fue Cóppola a Maradona o Riquelme a Javi García

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    2. Iniesta hubiera llegado al mismo destino sin Marcelo, pero por otro camino ;)

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  2. No les parece raro que Iniesta haga tantas cosas "sin querer"?

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