viernes, 28 de marzo de 2014

Capítulo 8: El Primer Partido

El primer partido de Iniesta en Argentina no fue para nada bueno. Es cierto que recién llegaba al país, que no había tenido tiempo para aclimatarse, que prácticamente no había entrenado con sus compañeros de equipo, pero su rendimiento fue decepcionante, ni yo podía defenderlo. El técnico había dejado en el banco a D’Allesandro, que era ídolo del club, para ponerlo a él, pero Iniesta no respondió.



lunes, 24 de marzo de 2014

Capítulo 7: La Presentación

Para la presentación oficial de Iniesta en River la expectativa era muy grande. La sala de conferencias estaba repleta con periodistas acreditados de todas partes del mundo y algún hincha que había conseguido acceder, de los miles que lo intentaron.

Cuando Iniesta entró a la sala el aplauso fue estruendoso, cerrado. Alguno del fondo gritó “Vamos a Andrés”, como si se tratara de un partido e Iniesta necesitara animo.

Enfrente de Iniesta había un micrófono, una lata Coca Cola, la bebida que auspiciaba a River y una camiseta doblada. Iniesta había pedido la número 10, la camiseta más emblemática en la historia del club, la que habían usado Alonso, Sivorí, Ortega, Onega y tantos otros ídolos creativos Riverplatenses.


Capítulo 6: La Torre por Iniesta

Los Suburbios de Buenos Aires, bien podían ser los de Madrid. Supongo que las autopistas, los peajes, los carteles, son iguales en todas partes. Al igual que los Aeropuertos o las Terminales de Micros, Las autopistas son lugares universales, comunes a todo el mundo, pero propiedad de nadie. Limitados, pero funcionales, como una especie de lenguaje común que sirve para sobrevivir sin decir nada.

Es cierto que de tanto en tanto en el camino aparecía alguna villa, algún barrio precario hecho con chapas y cartones, pero pasaba desapercibido, porque yo iba pensando en la maleta extraviada, en mis botines, en mis plantillas, no podía jugar sin mis plantillas, ¿Cómo iba a hacer?

Ya quería volver a España, me estaba arrepintiendo de haber firmado con River, lo de la maleta me había cambiado el ánimo. ¿Pero era solo la maleta? Sentía Nostalgia, no tenía 5 minutos en Argentina y ya los Porteños me habían contagiado su virus.



sábado, 22 de marzo de 2014

Capítulo 5: La Torre por Marcelo

Era un lunes, muy temprano y poca gente lo esperaba en el Aeropuerto. La mayoría de los periodistas estaban cubriendo la pretemporada de los equipos en Brasil que estaba terminando porque el sábado se jugaba la primera fecha del campeonato.  Creo que ni siquiera había fanáticos, era inverno, hacía frío, había neblina y no es fácil ni seguro  acceder de madrugada a Ezeiza. 

Lo vi llegar al Hall luego de 2 horas de espera, sin nada en las manos.  

Me hizo acordar a los grandes pioneros del Jazz, a Charlie Parker, que en sus peores y más geniales momentos se movía de club en club sin nada más que su arte, para tocar con algún saxo que le prestaran, porque el de él lo había empeñado. 



miércoles, 19 de marzo de 2014

Capítulo 4: La Envidia

La gente me decía que Marcelo era perezoso, glotón, mujeriego y otros mil defectos más. Me subestimaban. Yo me había dado cuenta de todo ni bien lo conocí, se le notaba en la cara, no necesitaba que nadie me lo señale. Marcelo era todo eso, es verdad, pero también era una persona muy transparente, muy transparente y para nada envidioso, eso me gustaba.


sábado, 15 de marzo de 2014

Capítulo 3: Esperanto

Era miércoles, no tenía ganas de salir, pero tampoco habían tenido ganas de salir el lunes y el martes y había terminado saliendo igual. Me conecté a Facebook, tiré al río mi propio anzuelo. Si las notificaciones comenzaban a llegar, si era alguna chica a la que no podía decir que no,  si no la recordaba pero miraba su perfil y no podía resistirme, iba a terminar actuando contra mi voluntad, pero no lo decidiría yo, sino Dios, el azar, el ciberespacio o el ente abstracto al que ustedes subscriban.

Tenía muchos contactos femeninos, muchas mujeres muy lindas: modelos, actrices, estudiantes, pero  sobretodo Promotoras. Alguna vez escuché que de las miles de mujeres que sedujo Casanova (quizás cientos, que serían hoy miles ajustadas por la inflación) entre el 80 y el 90 % eran Criadas.  Seguramente no eran las conquistas que más lo enorgullecían, las que él más recordaba al momento de contar una historia en un bar rodeado de amigos, probablemente se jactara de las reinas, de las princesas, de las acaudaladas herederas y no de aquellas sacrificadas trabajadoras, que en definitiva fueron mayoría.

Las Promotoras eran en nuestro ambiente Las Criadas del Siglo XXI, un artilugio estadístico que omitía La Historia.

miércoles, 12 de marzo de 2014

Capítulo 2: Iniesta ¿Otro Messi(as)?



Llegué a la casa de Iniesta dos horas luego de lo previsto. Le eché la culpa a la ruta, dije que me había perdido, pero la noche anterior la había pasado de bar en bar. Entré al primero con la intensión de tomarme una cerveza e irme a dormir, pero la gente no paraba de reconocerme de “Tribuna Caliente” y me hacía preguntas y me invitaba tragos y me presentaba chicas. Luego de un rato ya no podía irme, era una de mis pocas noches en España, ¿La iba a desaprovechar?

En la puerta, preocupado por mi tardanza me recibió Andrés junto a su familia, me habían estado esperando. Todos sus familiares eran mujeres: tías, primas, hermanas y por supuesto La Madre, así, con mayúsculas. Los hombres no existían o no estaban. Andrés había sido criado, moldeado por mujeres. Era a la vez un consentido y un solitario, no hablaba mucho, escuchaba, como les gusta a las mujeres que hagamos al resto de los mortales, escuchaba y pensaba, tal vez demasiado

Enseguida nos dejaron solos, aunque podía sentir la presencia de las mujeres en las ventanas, en las puertas, en las paredes. Eran como fantasmas, que se materializaban cada tanto, interrumpiéndonos para ofrecernos comida, bebida o tener alguna que otra gentileza.



Capítulo 1: Iniesta en España



Conocí a Iniesta a mediados del 2004. Había llegado a España a cubrir un partido del Barcelona y ya en el Aeropuerto la gente no paraba de hablarme de él. “Tiene que ver a Iniesta” me dijo el taxista que me llevó al hotel, “No me extrañaría que lo termine comprando El Boca” profetizó el botones del Hotel, “Este si va a triunfar en Argentina” me apostó un chico de no más de 7 años con la remera de Independiente nueva, que había salido a la venta hacía apenas 3 día. Pensé que exageraban. Lo mismo había escuchado antes de Casillas, de Xavi, de Villa y no habían cumplido con todo lo que auguraban. 

Casillas era titular en Racing, pero la gente lo resistía por un clásico perdido por culpa suya. Villa había empezado bien, haciendo muchos goles, pero luego de una sequía goleadora, ahora era suplente de Cavenaghi en River, Xavi había vuelto al fútbol español, al Tenerife, luego de un olvidable pasó por San Lorenzo, no se había acostumbrado a la dinámica del fútbol Argentino. Ninguno había triunfado, ¿Por qué Iniesta iba a ser distinto?